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Alimentación y migraña: más allá de las leyendas urbanas

Una de las quejas más habituales entre los pacientes con migraña es la existencia de ciertos desencadenantes alimentarios para las crisis de migraña. Algunos estudios han establecido que entre un 25% y un 30% de los pacientes que sufren migraña refieren la presencia de alimentos como desencadenantes. Este hecho ha generado una gran literatura al respecto, aunque a menudo basado en observaciones aisladas sin la evidencia necesaria para poder confirmarlo adecuadamente. Fruto de todo esto, durante décadas, los pacientes con migraña recibían listas de alimentos “prohibidos” o no recomendados basados simplemente en la experiencia previa de otros sujetos.

¿Pero qué evidencia disponemos de todo esto? ¿Hay alimentos o dietas que exacerban las migrañas? Y a la inversa, ¿hay alimentos o suplementos que podrían prevenirlas? Lamentablemente, a menudo, las evidencias para sustentar ciertas afirmaciones no son de gran calidad, pero intentaremos hacer un acercamiento lo más razonable posible a estas cuestiones.

En primer lugar, hay que tener en cuenta que existe una gran variabilidad entre pacientes, un mismo alimento puede ser un desencadenante claro para unos y, en cambio, no tener efecto para otros. Este hecho es clave a la hora de informar a los pacientes y a la hora de hacer la anamnesis. En todo caso, las evidencias más claras se relacionan con el uso de glutamato como potenciador del sabor y la privación del consumo de cafeína. El glutamato monosódico se emplea como potenciador del sabor en numerosos alimentos procesados y es empleado con frecuencia en los restaurantes asiáticos. Este último hecho ha contribuido a definir el cuadro de “síndrome del restaurante chino”. Este síndrome hace referencia a la presencia de diversos síntomas tras la comida en un restaurante asiático y se ha atribuido clásicamente a la presencia de glutamato monosódico. Los síntomas suelen consistir en cefalea, malestar general, taquicardia y enrojecimiento facial. En todo caso, este cuadro clínico parece una entidad compleja y no asociada exclusivamente a la migraña. Los estudios con glutamato en pacientes migrañosos han demostrado que es un potente desencadenante de cefaleas, pero parece relacionarse con el uso de glutamato monosódico en su formulación líquida y con una concentración mayor del 2%.

El papel de la cafeína es complejo. Es bien conocido que la cafeína es un tratamiento efectivo para abortar la migraña junto a analgésicos, pero también puede generar cefalea en aquellos que sufren privación de la misma si la consumen crónicamente. Un estudio estimó que hasta el 47% de los sujetos sufrían cefalea tras la privación de consumo de cafeína. La cefalea suele comenzar entre 1-2 días después de suspender el consumo y puede durar hasta una semana. La evidencia sobre otras sustancias es controvertida o ambigua con resultados no concluyentes. Esto engloba el consumo de chocolate, alcohol, edulcorantes artificiales, gluten o el consumo de alimentos que generan aminas biógenas durante el proceso digestivo (histamina o tiramina).

Desde otro punto de vista, es de gran interés las evidencias disponibles sobre los alimentos, suplementos y dietas que previenen la migraña. Disponemos de los resultados de un ensayo clínico que demostraba una reducción de la frecuencia de migrañas con el consumo diario de ácido fólico (2 mg), vitamina B6 y vitamina B12, aunque este beneficio no se confirmó en otro ensayo que empleó solo ácido fólico a dosis más reducidas de un miligramo. Respecto a la dieta, tanto las dietas bajas en grasas como las dietas cetogénicas (baja en carbohidratos) parecen reducir la tasa de migrañas, aunque las evidencias no son de gran calidad.

Algunos suplementos parecen tener beneficio en la reducción de la migraña. Un meta-análisis reciente encontró que la coenzima Q parecía reducir discretamente la frecuencia y duración de la migraña, pero no su intensidad. Los suplementos de ácidos grasos Omega-3 también parecen tener un efecto discreto en la reducción de la duración de la migraña, pero no en intensidad o frecuencia. Es de especial interés el uso de suplementos de magnesio. Un meta

análisis sobre el uso de vitaminas y minerales en la prevención de la migraña encontró una reducción significativa de la migraña en el uso de suplementos de magnesio. Un ensayo clínico reciente que valoraba el uso de ácido valproico y magnesio en la prevención de la migraña encontró unos resultados muy interesantes. Tanto el uso de valproico como los suplementos de magnesio demostraron, cada uno por separado, una reducción relevante de la frecuencia de migraña. Sin embargo, se demostró una reducción mayor cuando se asociaron ambas intervenciones, lo que sugiere que el magnesio tiene un efecto sinérgico sobre la prevención de la migraña cuando se emplea junto a intervenciones farmacológicas.

En conclusión, la alimentación es un factor a tener en cuenta en el manejo integral de los pacientes con migraña. Existen algunos factores que pueden agravar o exacerbar la migraña. La evidencia más clara se asocia al uso de glutamato como potenciador del sabor, especialmente en su formulación líquida y a concentraciones superiores al 2%. Así mismo, la privación de cafeína también es un elemento reconocido como generador de cefalea en consumidores crónicos. Por otro lado, los suplementos vitamínicos del grupo B asociado a ácido fólico podría tener beneficio en la prevención de la migraña. Las evidencias parecen más claras en el uso de magnesio y podría ser de utilidad como adyuvante a otras terapias farmacológicas empleadas

en la prevención. Finalmente, las evidencias asociadas a la dieta cetogénica o baja en grasas es menos consistente, pero podría tener beneficio.

Frases clave

  • “Entre el 25 y el 30% de los pacientes con migraña refieren la existencia de alimentos que provocan sus crisis”
  • “La privación del consumo de cafeína entre consumidores crónicos es un claro desencadenante de cefalea a tener en cuenta”
  • “Los suplementos de magnesio parecen tener un beneficio en la prevención de la migraña, y podrían emplearse añadidos a otros fármacos profilácticos tradicionales”

Redactado por
Dr. David A. Pérez Martínez
Servicio de Neurología del Hospital Universitario 12 de octubre. Madrid.

Bibliografía utilizada:

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